miércoles, abril 11, 2007


Líneas sabias, llenas de verdades, desvanecen con el tiempo.

Viajan en lluvias otoñales, mojan mi pensamiento.

Frágiles, como plumas de aves, toman vuelos a la nada.

Disfrazan trstezas, como en los cuentos de hadas.

No quiero que mi sabiduría se estanque, por creerme grande.

No quiero ver a mi verdad dormir en los laureles de antes.

Veo partir a mi vieja idea con orgullo,

Y no tomo lo tuyo como mío.

2 comentarios:

  1. Anónimo12:49 p. m.

    Da placer leerte. Eso de dejar partir la vieja idea con orgullo me suena a definición de sabiduría. Sos crack.

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  2. Las viejas ideas son raíces imprescindibles. Allí están, invisibles, obstinadas, casi molestas. Pero son los cimientos del hogar donde construimos las ilusiones. Son nuestra esencia aunque no nos demos cuenta.

    La verdad, que es otra cosa, nunca duerme en laureles porque no tiene dueño. Está más allá de nuestros afanes y nuestros orgullos. Es una sola, que siempre buscamos y anhelamos como al agua.

    El cambio no siempre es bueno. A veces sí, a veces no. El viento es aire en movimiento, pero sigue soplando desde la eternidad.

    "El hombre es un viajero que debe recordar de dónde viene para saber a dónde va"

    (Gilbert Keith Chesterton)

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