martes, marzo 13, 2007

Despuntaba el día y, entre sueños, oí el trinar de un ave. Traía en su canto un mensaje, diáfano como el inmenso esa mañana, llegó a mis oídos como el agua que desciende de las altas cumbres. "El hombre quiere soluciones, pero no quiere ser la solución", me dijo. Al ritmo del viento, el pequeño alado entonó esas sabias palabras que todavía hacen eco en mi mente. Al ritmo del viento voló y se hizo invisible en el cielo.