
Una tarde en el balcón
brillaban tus ojos con tal esplendor
que no dudé en preguntarte, amiga,
los motivos de tal fulgor
-Debe ser el sol- contestaste
y el cielo se reflejó en tu mirada
Al caer la tarde, comparaste la vida con un cigarro
y dos copas de vino se evaporaron a través nuestra piel
Ya por la noche mis ojos chispeaban como los tuyos
y, apoyada en la barandilla, respiré el aire de agosto
y pensé que, quizás, podría ser la luna...
Aunque sospecho un poco de las estrellas
me gusta que nos brillen así los ojos
estoy muy feliz por mí y por vos