sábado, julio 10, 2010


Ni la luna.

Ni una estrella al azar.

Ni un destello de eso, ni una luz de nada.


Negro el cielo se presta, sin arco iris.

El mar nunca seco olas hará.

Solo, apuesta confiado en ellas.

Sólo hamaca con agua la sal.

Mareas altas, cuando está llena.

Sangre que se pierde en su inmensidad.

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