miércoles, mayo 12, 2010


Las noches pasan frente a mis ojos
Las agujas de relojes que la gente pone en hora fastidian mis sentidos.
No sé si fue hoy o ayer que oí lo que quería oír.
Pero volví a mis noches.
Se aproxima el invierno. Sube sin piedad por el sendero del otoño, arrebatando las ojas secas de la acera.
Buenos Aires es inspiración.
La pava silba en la cocina invitándome a matear en el balcón.
Miro las estrellas y no sé dónde estarás.
Ya no importa, estás en manos de la luna.
La calle está desierta y los colectivos pasan vacíos.
Nadie va a ningún sitio. La noche paraliza el tiempo.
No sé quién cantará serenatas para mí, ni sé si estaré para escucharlas.
Contaré las lunas que me gusten, las demás serán olvido.





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